24. Se va Martin.

Poco a poco se fueron todos. Se fueron todos al ritmo en que las aguas seguían subiendo, o la tierra bajando, que para el caso ya era lo mismo. En la casa quedamos Martin y yo, ya sin pagar el alquiler, porque la dueña ya se había ido. Él tenía todo listo para irse. Arthur ya había llamado para decir que estaba todo listo. Ya no me insistían que me fuera con ellos, porque conocían mi respuesta.
- ¿Van a escribir? – le dije a Martin una de las últimas noches.
- Yo sí, seguro, pero Arthur no te lo prometo. La macana es que no sé a dónde te voy a escribir.
Lo miré extrañado, y siguió:
- En serio, cuando te veo así me asusta. No me parece mal que no te quieras venir con nosotros, vos sabés, respeto tu opinión, pero me asusta verte así. No te quedes acá.
- ¿Cómo me voy a quedar acá, vos estás loco?
- No, en serio. Que no vengas con nosotros está bien, pero no te quedes acá. Cuando te veo así me parece que te fueras a quedar acá, esperando que todo se hunda.
- No. Me voy a ir. Vos sabés que me voy a ir.
Martin me miró como más aliviado, y agregué:
- Pero voy a ser el último.

No hay comentarios: